En Santa Clara, al centro de la Isla, se encuentra el solemne
Conjunto Escultórico Monumentario donde se hallan
los restos del Guerrillero Heroico y de sus compañeros
caídos en la guerrilla boliviana.
Allí se incorporó el Che el 17 de octubre
de 1997. Fue en la misma ciudad donde más demostró
sus capacidades en la lucha contra la tiranía de
Batista. Fue en la misma ciudad que siempre lo acogió
como un hijo.
El Complejo se localiza en una zona que será el futuro
centro de la ciudad, en la Avenida de los Desfiles, la cual
se prolonga más allá de la calle Rafael Tristá
y se extiende hasta la Circunvalación y Avenida de
Los Caneyes.
La colosal obra comenzó a erigirse el 14 de junio
de 1987. Constructores y pueblo emplearon cerca de medio
millón de horas de trabajo para concluir las labores
en poco más de un año.
La Plaza, Tribuna, Museo y el Monumento al Che quedaron
abiertos al público el 28 de diciembre de 1988 en
ocasión del XXX aniversario de la batalla de Santa
Clara.
El proyecto de Jorge Cao Campos contó con el escultor
José de Lázaro (Delarra), quien concibió
la estatua erguida del Che con 6,80 metros de altura y peso
de 20 toneladas.
El Museo fue proyectado por la arquitecta Blanca Hernández
y la museografía a cargo del arquitecto José
Ramón Linares y la museología fue responsabilidad
de los especialistas del Museo de la Revolución y
del Museo Comandante Ernesto Che Guevara.
El área comprende 17.556 m2 y tiene capacidad para
80 000 personas. Al final de la misma dos fuentes simbolizan
la estrella del grado del inmortal Comandante.
Durante la ceremonia solemne, cuando el Che regresó
para siempre a Santa Clara, Fidel exclamó:
¿Cómo podría caber bajo una lápida?
¿Cómo podría caber en esta plaza?
¿Cómo podría caber únicamente
en nuestra querida pero pequeña isla?
Acto seguido se respondió: Sólo en el
mundo con el cual soñó, para el cual vivió
y por el cual luchó hay espacio suficiente para él.
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