Desde pequeño lanza un reto mediante la ejercitación
física a los constantes ataques de asma. Una y otra
cosa le acompañarían para siempre.
Debido a la crónica enfermedad el médico le
prohibió hacer grandes esfuerzos y al tratar de que
tal recomendación se cumpliera, su padre recibió
esta respuesta: Viejo me gusta el rugby y aunque reviente
voy a seguir practicando.
Así incursionó en otros deportes como ciclismo
y motociclismo. Se recuerda que como estudiante de medicina,
en 1948 participó de unos Juegos Universitarios y
llegó a los 2,80 metros en su salto con garrocha.
Admiraba al automovilista Juan Manuel Fangio y practicó
tiro, pesca, patín e hipismo. En junio de 1952 navegó
por el río Amazonas, después de viaje en moto
por varios países de América en unión
de su amigo Alberto Granados.
En 1955 consiguió trabajo en México como redactor
y fotógrafo de la Agencia Latina y ello le permitió
cubrir los segundos Juegos Deportivos Panamericanos, que
se realizaron en ese país, nación donde se
graduó como alpinista tras ascender al Popocatepelt.
En Cuba se recuerda su afición por el ajedrez. Fue
principal impulsor de los torneos Capablanca in memoriam
y presenció numerosas rondas. Jugó muchas
partidas e intervino en un campeonato que se organizó
cuando ejercía como Ministro de Industrias.
En una fecha tan temprana como 1962 llegó a comentar
que Cuba tendría grandes maestros y que eso seria
obra de la Revolución. Tres años más
tarde el ajedrez en la Isla logró tal propósito
en la persona de Silvino García y en la actualidad
otros 13 jugadoras han alcanzado idéntico rango.
A pesar de sus múltiples ocupaciones en las diversas
responsabilidades que tuvo durante los cinco años
posteriores a 1959, incursionó en el fútbol,
golf, pesca deportiva, tiro y hasta los cubanos le vieron
jugar al béisbol en compañía de otros
dirigentes como Fidel, Raúl y Camilo Cienfuegos.
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