Durante la lucha en la Sierra Maestra, Fidel Castro dio
la orden de realizar una invasión hasta la capital
del país. Encomendó la tarea a dos de sus
mejores comandantes: Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos.
La historia unió para siempre a estos entrañables
amigos, por eso al Che le caló hondo la temprana
desaparición física del hermano de luchas
y sobre él escribió:
...no hay que ver a Camilo como un héroe aislado
realizando hazañas maravillosas al solo impulso de
su genio, sino como una parte misma del pueblo que lo formó,
como forma sus héroes, sus mártires o sus
conductores en la selección inmensa de la lucha,
con la rigidez de las condiciones bajo las cuales se efectuó.
...Camilo, el guerrillero, es objeto permanente de
evocación cotidiana, es el que hizo esto o aquello,
«una cosa de Camilo», el que puso su señal
precisa e indeleble a la Revolución cubana, el que
está presente en los otros que no llegaron y en aquellos
que están por venir.
En su renuevo continuo e inmortal, Camilo es la imagen del
pueblo.
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