La foto más conocida del Che fue captada de forma
casual por el lente de Alberto Díaz -Korda- durante
una fría tarde de marzo de 1960 mientras el fotógrafo
se encontraba en su labor durante los funerales de las víctimas
del sabotaje al barco francés La Couvre, donde Fidel
Castro usaba de la palabra.
Años después el ya fallecido artista del lente
relataría: El Che se había mantenido
en un segundo plano. Se acerca a mirar el río de
gente. Lo tengo en el objetivo, tiro uno y luego otro negativo,
y en ese momento el Che se retira. Todo ocurrió en
medio minuto.
La escena fue tan rápida que apenas le dio tiempo
a apretar dos veces el obturador, pero una de las imágenes
poseía tal carga que al cabo del tiempo se convertiría
en bandera de lucha y de combate de varias generaciones
de hombres y mujeres progresistas en todos los rincones
del planeta.
A los 16 años de edad comenzó Korda su labor
en la profesión y lo hizo primero como fotógrafo
publicitario hasta que después del Primero de Enero
de 1959 pasó a trabajar en el periódico Revolución.
A los 72 años falleció en París, adonde
se encontraba de visita. Un infarto acabó con la
vida del artista cuya inmortalidad había quedado
sellada aquella fría tarde de marzo de 1960 cuando
atrapó la imagen de un rostro cuyos ojos denotan
esa mirada capaz de hacer realidad una quimera.
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